En esta primera guía del Manual de Organización Comunitaria se presentan los principios básicos de la organización comunitaria y los tipos de liderazgos que se pueden ejercer, desde una óptica que permita organizar, empoderar y conectar los esfuerzos de todas las voluntarias de la mejor manera.
Esto con el objetivo de que todas las voluntarias que formen parte de la campaña logren salir motivadas para tomar roles de liderazgos al interior de la estructura territorial.
Comienza aquí este sendero de aprendizaje: Manual de organización comunitaria.
“Organizar, empoderar y conectar”: Estos son los principios básicos de nuestra campaña.
El ejército de voluntarias será nuestra principal ventaja sobre el terreno. Este ejército servirá como base de nuestra organización y, por tanto, la campaña debe estar enfocada en maximizar esta fortaleza.
Para hacerlo, debemos vivir diariamente siguiendo estos principios: los eventos y nuestras estrategias deben estar bien organizados y estructurados; cada actividad que realicemos debe de estar encaminada a empoderar a nuestras compañeras de trabajo; nuestra tarea final es lograr conectarnos con nuestro equipo y con las votantes. Tenemos que ir más allá de involucrar a las personas en las tareas: organizar, empoderar y conectar requiere un compromiso con el desarrollo del liderazgo voluntario, la capacitación y la responsabilidad.
En esta campaña, buscamos voluntarias que ejerzan liderazgo. Por eso, una de tus principales tareas como organizadora vecinal es identificar y vincular personas que puedan asumir liderazgo en sus equipos, como voluntarias y organizadoras vecinales. Pero, ¿qué tipo de liderazgo buscamos? En este capítulo veremos que hay tres tipos de liderazgo: liderazgo centralizado, liderazgo descentralizado y liderazgo comunitario.
El primer tipo de liderazgo que analizamos es el liderazgo centralizado. Como su nombre lo indica, en este tipo de liderazgo el poder de una autoridad central es fundamental. El líder es la persona a la que todos acuden en caso de que exista un problema. Los distintos equipos o personas que lo integran no poseen autonomía ni liderazgo propio. Una representación de este tipo de liderazgo centralizado lo podemos encontrar en la Figura 1.
Figura 1¿Cómo se ve el liderazgo centralizado?
Muy probablemente nuestras oficinas o nuestras familias estén organizadas bajo este tipo de liderazgo. Hay una sola persona o una sola oficina que decide el actuar de todas las demás. La gran desventaja de este modelo es ese mismo hecho: toda la responsabilidad está en esa persona. ¡Imaginate tener que coordinar a cientos de voluntarias distintas! Esa persona tendría muchos problemas para organizarse y terminaría decepcionando a su demás compañeras.
El segundo tipo de liderazgo que analizamos es el liderazgo descentralizado. Este modelo es el antagónico del liderazgo centralizado. Para este tipo de organización, la autoridad central no es relevante. En este modelo, todos los integrantes poseen la misma autoridad para tomar todas las decisiones. Una representación de este tipo de liderazgo descentralizado lo podemos encontrar en la Figura 2.
Figura 2. ¿Cómo se ve el liderazgo descentralizado?
Para algunos proyectos pequeños o sencillos, este modelo puede funcionar. Sin embargo, para proyectos más grandes o complejos, genera varias dificultades: ¿quién es responsable de la coordinación? ¿Quién es el responsable final del resultado? ¡Imagínate ahora que cientos desean tomar todas las decisiones de campaña por su cuenta! Claramente esto sería un desastre. La gran desventaja de este modelo es que la coordinación en un grupo muy grande es imposible.
El tercer tipo de liderazgo es el liderazgo comunitario. Éste es el liderazgo en el que nos basaremos para construir nuestra campaña. Como su nombre lo indica, para este liderazgo la comunidad es esencial. Para este modelo, todas asumimos una parte de la responsabilidad y todas tenemos clara la estructura que nos permite coordinar el trabajo. El liderazgo comunitario nos permite asumir la responsabilidad de empoderar a otras y potenciar así lo que podemos lograr juntas. Una representación de este tipo de liderazgo descentralizado lo podemos encontrar en la Figura 3.
Figura 3. ¿Cómo se ve el liderazgo comunitario?
En esta campaña esperamos que cada organizadora vecinal sea una líder y que, en última instancia, sea responsable del área que cubre. Además, esperamos que coordinen y empoderen a otras para que tomen el liderazgo. Esto requiere delegar responsabilidades y comprometer a otras para llevar a cabo dichas responsabilidades.
Es importante recordar que, aunque tengamos las habilidades y la estrategia para ganar la elección, aún no tenemos a las voluntarias y a las votantes que necesitamos para ganar. Las voluntarias tienen conocimiento sobre el territorio local y las relaciones, que necesitan su debido proceso para llevarse a cabo. El trabajo de una buena organizadora vecinal es contactar a los liderazgos de la comunidad que pueden reclutar y coordinar a las demás voluntarias. Las organizadoras vecinales serán la columna vertebral de la operación en campo, confiamos en ellas para delegar responsabilidades a otras personas dedicadas y confiables, y para cumplir sus compromisos. Serán las líderes en el medio, guiando los esfuerzos de las voluntarias y siendo responsable de los resultados, por lo que dependen profundamente de sus relaciones con los demás para tener éxito.
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El presente documento se basó en el libro Groundbreakers”How Obama´s 2.2 million volunteers transformed campaigning in America” de Elizabeth Mckenna y HanrieHan. Las traducciones fueron realizadas por Raúl Castellanos, Sofía Hurtado y Armando Estrada.
En esta guía conocerás una propuesta de estructura de campaña en el territorio, con las responsabilidades de cada rol… ¡sobre todo de las más importantes: las organizadoras vecinales!, quienes son las principales representantes de la campaña en los barrios y territorios.
Además, desarrollamos las metas que, junto con los roles, son los dos objetivos esenciales que deben contener las estructuras territoriales para que cumplan con un óptimo desarrollo. De igual forma, se incluyen reglas básicas que deben llevar a cabo todas las voluntarias de la campaña.
La estructura de la campaña sigue los principios básicos del liderazgo comunitario. El corazón de la campaña son los “nodos vecinales”, es decir, los grupos de voluntarias de la campaña que ocupan un barrio, una comuna o una colonia. Las organizadoras vecinales son quienes coordinan estos equipos.
Figura 4. Propuesta de estructura de la campaña
Todos los nodos vecinales están conectados con un nodo regional, encabezado por una Líder Regional, la persona encargada de coordinar los esfuerzos de las colonias o barrios que pertenecen a la región de la que es responsable.
Las líderes regionales, a su vez, reportan los avances territoriales al equipo de campaña -a través de la Coordinación Territorial-. Dicha coordinación tiene la responsabilidad de transmitir los principales mensajes de la campaña a toda la estructura territorial y de proveer todas las herramientas necesarias (tecnológicas, capacitación, materiales, información, etc) para que los nodos vecinales puedan hacer su trabajo. La coordinación también fija, en conjunto con el resto del equipo de campaña, las metas a cumplir para asegurar el triunfo el día de la elección.
Se recomienda que los nodos regionales correspondan a las comunas y los nodos vecinales a las divisiones al interior de las mismas. Esto dependerá de cada una de las regiones, pero lo más óptimo es utilizar divisiones ya preestablecidas, con el fin de que los nodos ya cuenten con cierta identidad territorial.
Cada nodo vecinal tiene la obligación de cumplir las metas asignadas, que se describen más adelante. Para lograrlo, cada nodo puede estructurarse como considere que es más efectivo para alcanzar sus objetivos. Independientemente de otras responsabilidades que identifiquen, cada nodo idealmente deberá tener: una Organizadora Vecinal; una Capitana de Datos; una Capitana de Voluntarios, y una Capitana de Ocupación.
Cada una de las personas que integran el nodo poseen responsabilidades específicas. A continuación se detallarán las responsabilidades de cada una de ellas:
Las organizadoras vecinales son las personas más importantes para nuestra campaña. Son nuestra cara y nuestra voz en el terreno. Son las embajadoras de la campaña en las calles. Ellas cultivan relaciones significativas; construyen la base de voluntarias, y coordinan acciones, particularmente las brigadas puerta a puerta. Juegan un papel vital en el desarrollo de la capacidad que necesitamos para obtener los votos y voluntarias que nos lleven al triunfo.
Todas nuestras acciones se dirigen a construir la base de voluntarias que necesitamos para identificar suficientes votantes y motivarlas a votar el día de las elecciones. Para ello, como organizadora, tienen tareas muy específicas que deben realizar. A continuación, se desarrollarán cada una de sus responsabilidades.
Esta campaña tiene un periodo de duración. Cada equipo tendrá metas semanales. Las metas son progresivas, es decir, cada semana habrá metas más complejas que las semanas pasadas. Esto puede sonar complicado, pero no lo es. Nuestro objetivo es que con cada semana que pase tu equipo crezca y así las metas se podrán dividir entre un mayor número de personas.
Las metas de cada semana a las regiones incluyen principalmente: número de nodos formados y número de contactos. Las metas son trazadas por la Coordinación Territorial en función del tamaño y el desempeño de cada equipo. Aunque puede existir flexibilidad en estas metas, es necesario recordar que para ganar la campaña, es necesario alcanzar en conjunto los objetivos que nos hemos trazado.
La Figura 5 ejemplifica el crecimiento esperado de las metas de cada uno de los equipos. Para el ejemplo, asumimos que el Equipo 1 es más grande que el Equipo 2, es por eso que las metas del primero son más grandes que las del segundo. Al final ambas metas son igualmente necesarias para ganar la campaña.
Figura 5. Ejemplo del crecimiento semanal de las metas.
Para el buen funcionamiento de la campaña es necesario que todas las organizadoras, y voluntarias cumplan con una serie de reglas. A continuación enumeramos siete reglas básicas que todas tendremos que cumplir.
La campaña generará gran atención en los medios. Aún así, las organizadoras no pueden hablar con los medios, ni dar entrevistas. Todas las solicitudes de prensa deben de ser enviadas al equipo de Comunicación de la campaña.
Como organizadoras tendrán acceso a la información interna de la campaña. Esta información incluye la estrategia, los objetivos, la estructura de campaña e incluso datos de votantes. Esta información tiene que ser manejada con responsabilidad.
La organización comunitaria se basa en respeto. Debemos respetar la región, a las votantes y a las voluntarias.
Es importante proporcionarle a las voluntarias el apoyo necesario para ayudar a la campaña. Crea un ambiente en el que cualquier persona que esté dispuesta a participar, lo pueda hacer.
Las voluntarias y votantes harán muchas preguntas sobre la campaña. Si tienen duda sobre cualquier pregunta, no duden en comunicarse con su líder regional o superior inmediato en la estructura.
A las organizadoras se les pedirá cada semana que informen sobre los números y el progreso de sus avances. Es muy importante que la información que proporcione sea verídica, incluso si en una semana no se logran cumplir las metas. Es la única forma que tendremos de saber el avance y asegurar que vamos por buen camino para ganar.
Es importante que sean puntuales y lleguen a tiempo para todas las reuniones. Uno de los pilares más importantes de la organización comunitaria es el respeto hacia las otras personas y sus tiempos.
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El presente documento se basó en el libro Groundbreakers “How Obama´s 2.2 million volunteers transformed campaigning in America” de Elizabeth Mckenna y HanrieHan. Las traducciones fueron realizadas por Raúl Castellanos, Sofía Hurtado y Armando Estrada.
En esta tercera guía se aborda la narrativa pública, que es la herramienta que les brindará un acercamiento exitoso con las votantes, un mejor desempeño, y servirá para mantener entusiasmado a su equipo a lo largo del proceso.
En este apartado se desarrolla la narrativa pública, los componentes principales que deben llevar las historias y la propuesta de retroalimentación que deben realizar en las capacitaciones para cuando las voluntarias cuenten sus historias. Esto con el objetivo de que utilicen su narrativa pública para convencer a las votantes de que se sumen a la campaña y formen parte de los nodos vecinales.
Contar nuestra historia es una forma muy poderosa de conectarnos con otras para actuar juntas. A través de las historias, transmitimos nuestros valores y principios, identificamos lo que nos une a nuestra comunidad y le damos voz a nuestras demandas más urgentes. Las historias generan nuestra identidad como comunidad y articulan nuestras motivaciones para actuar.
La narrativa pública se trata de contar nuestra historia. Es una herramienta de liderazgo a través de la cual transmitimos nuestros valores y su objetivo final es motivar a las que te escuchan a unirse a la campaña. Para ello, es importante que reflexionen por qué decidiste involucrarte.
Nuestras narrativas deben de estar llenas de emociones. Las emociones expresan qué es lo que valoramos de nosotras mismas, de las otras y de nuestras comunidades. Las historias hacen que los valores dejen de ser principios abstractos y los pone en acción.
Hay dos tipos de emociones. Las primeras son emociones que inhiben la acción; es decir son emociones que impiden que logremos nuestro objetivo. La inercia, la apatía, el aislamiento y la duda en una misma son ejemplos de este tipo de emociones. En cambio, hay emociones que motivan a la acción. La urgencia, el enojo, la empatía, la posibilidad de hacer la diferencia y la esperanza son ejemplos de emociones que motivan a nuestra audiencia a actuar. Nuestras historias deben de estar cargadas de este tipo de emociones, para ayudar a otros a ver la esperanza por encima del miedo y neutralizar las emociones inhibidoras de la acción. Estos dos tipos de emociones están resumidos en la Figura 6.
Figura 6: Emociones que inhiben y motivan la acción.
Como organizadora contarás tu historia al equipo, a tus voluntarias y a las vecinas a las que visitemos. Contar tu historia puede ser un gran reto. Tienes que escoger un momento de decisión en tu vida que refleje tus valores y que transmita a tu audiencia la respuesta a una pregunta esencial: ¿por qué estás en esta campaña?
Todas las historias tienen personajes; una ambientación; un reto con el que este personaje se encuentra; una decisión y un resultado. Los detalles son esenciales para que nuestra audiencia se transporte al lugar de la historia y vivan contigo ese momento de decisión, mientras que las emociones son indispensables para motivarlos a la acción.
La narrativa pública tiene tres componentes esenciales. La “historia sobre mí” explica los valores de quien narra, cada persona tiene valores y experiencias que la definen. Entre más detalles demos y más vívidas sean las imágenes de nuestra historia, más cercanos se sentirán los demás con lo que hemos vivido. La “historia sobre nosotros” se trata de expresar los caminos que compartimos y los valores que, como comunidad, nos mueven a actuar en colectivo. Es la expresión de quiénes somos, no como categorías sino como identidad basada en experiencias y principios comunes. La “historia del ahora” nos permite articular el reto urgente que enfrentamos como comunidad y la decisión que debemos tomar para hacer frente a este reto. Es también la parte en la que describimos lo que está mal de la situación en la que vivimos y también presentamos la esperanza: el mundo que queremos construir actuando en colectivo. Los tres componentes son esenciales para una historia que mueva a otros a la acción.
Figura 7. Componentes de una narrativa pública
Tómense un momento para pensar en su historia: concéntrense en los retos a los que se han enfrentado, las decisiones que tomaron para hacerlo y las satisfacciones – o frustraciones – que vivieron al hacerlo. ¿Por qué tomaron esas decisiones? ¿Por qué no seguir otro camino? ¿Qué dicen tus decisiones sobre quién eres? ¿Qué dicen sobre su familia, su comunidad, su generación? Ustedes son el personaje principal de tu historia.
La gran mayoría de nosotras tenemos historias de pérdida e historias de esperanza. Si no tuviéramos historias de dificultades, no tendríamos razones para querer cambiar a nuestra ciudad y a nuestro país. Pero también tenemos historias de esperanza. Por eso estamos uniéndonos para elegir a nuestra candidata y cambiar la forma de hacer política.
La retroalimentación es fundamental para perfeccionar nuestras historias y facilitar el proceso de aprendizaje. Y para ello nos basamos en preguntas, más que en darles consejos. Algunos puntos en los que puedes dar retroalimentación son los siguientes:
Cuando invites a nuevas personas a unirse a la campaña, es importante tener un espacio para que cuenten su historia. Inicia todas las reuniones contando qué es lo que te motiva a estar en esta campaña. Dales un espacio a las nuevas voluntarias, ya sea en las reuniones individuales o en las juntas vecinales, para contar sus historias. La retroalimentación es esencial. Cuando alguien de tu equipo termine dale las gracias por compartir su historia. Tú y todo tu equipo señalen las emociones y los valores de la historia que acaban de escuchar. Contesten, ¿cuál fue el reto? ¿cuál fue la elección? ¿cuál fue el resultado? ¿dónde está la esperanza?
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El presente documento se basó en el libro Groundbreakers “How Obama´s 2.2 million volunteers transformed campaigning in America” de Elizabeth Mckenna y HanrieHan. Las traducciones fueron realizadas por Raúl Castellanos, Sofía Hurtado y Armando Estrada.