Desde hace algunos años la palabra resiliencia la encontramos por aquí y por allá: en psicología, física, economía y, por supuesto, en la política. Si queremos ser exitosas, debemos ser resilientes. ¡Sí! Un gran mantra.
Pero ¿qué es la resiliencia?, ¿qué no es la resiliencia? Y, sobre todo, ¿qué puedo hacer para ser una persona resiliente?
¿Te interesa el tema? Pues bienvenida, esperamos que esta guía te sea muy útil en tus desafíos como mujer en la política.
No es la forma más divertida, pero empecemos por entender cuál es el significado intrínseco de la palabra resiliencia.
La Real Academia de la Lengua Española define la resiliencia como:
1) la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”;
2) la “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”.
Otras definiciones de resiliencia son “capacidad de las personas de aplicar sus recursos creativos, tomar decisiones, emprender acciones efectivas” y “superar obstáculos saliendo fortalecidos de la experiencia”.
Si agregamos la historia etimológica, resiliencia viene del latín resilire, que significa rebotar, volver a comenzar. En pocas palabras, la resiliencia tiene que ver con la capacidad que tenemos y usamos para transformar un desafío en un resultado positivo, capitalizando la experiencia.
¿Qué no es la resiliencia? A veces se suele confundir erróneamente a la resiliencia con otros dos conceptos:
Así que rebotemos: la resiliencia tiene que ver con cambiar o transformar una circunstancia negativa en un resultado positivo. No solo basta con el proceso o la acción en sí misma (resistir o adaptarse), tiene que haber un cambio positivo, regresar a un estado óptimo y ello requiere de 6 elementos:
Dentro de la mitología griega, Sísifo hizo enfadar a los dioses por su extraordinaria astucia para engañar a la muerte dos veces. Como castigo, fue condenado a perder la vista y a empujar una roca gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para ‘verla’ caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerla y empujarla nuevamente hasta la cumbre, y así eternamente. No es el tipo de vida que he soñado para mí, sin embargo, Alberto Camus propone que tal vez todos vivimos la vida de Sísifo.
En fin, lo importante aquí es que la relación entre Sísifo y la resiliencia no está en su inagotable paciencia, determinación o capacidad de resistir; estriba en su capacidad de llegar una y otra vez a la solución, al estado ideal, a la cima, a la excelencia.
Si te interesa, puedes ver este video sobre Sísifo y Camus: https://www.youtube.com/watch?v=cjsh65RyGoE&t=327s
Ahora sí, dejemos de lado la teoría y los tiempos grecolatinos: entremos a cosas concretas y prácticas. ¿Qué características tiene una mujer resiliente? Al menos 5:
Generalmente, las personas resilientes tienden a creer que sus acciones afectarán el resultado de un evento. Por supuesto, algunos factores están simplemente fuera de nuestro control personal, como los desastres naturales. Si bien es posible que podamos ‘echarle la culpa’ a causas externas, una persona resiliente prioriza su capacidad de que sus acciones determinen su futuro.
Cuando surge una crisis, las personas resilientes pueden detectar la solución que dará respuesta al reto que tienen enfrente. Las personas resilientes observan el problema (pero no se quedan atrapados en él), lo entienden y visualizan una solución exitosa.
Al enfrentarse a una crisis, las personas resilientes suelen entrar en un modo que los psicólogos llaman la “mentalidad de superviviente”. Las personas resilientes suelen evitar verse como víctimas, en cambio, sus pensamientos se centran en creer que existe una solución y que pueden descubrir y caminar hacia esa solución.
Las personas resilientes pueden regular sus emociones de manera efectiva. En un módulo posterior hablaremos sobre gestión emocional; por lo pronto, es importante destacar que las personas resilientes son capaces de aceptar sus emociones, entenderlas y manejarlas mejor para afrontar una situación en cuestión.
Las personas resilientes son compasivas consigo mismas. Tienden a notar cuándo necesitan tomarse un descanso, saben apapacharse y perdonarse cuándo los resultados no son los esperados. Las personas resilientes usan la resiliencia para estar listas para enfrentar los siguientes desafíos de la vida.
Algunas personas parecen encontrar la resiliencia de forma natural, pero esta capacidad también se puede aprender y desarrollar. A continuación te presentamos 5 consejos prácticos para acceder e incrementar tu resiliencia:
Si bien la resiliencia es una herramienta esencial para ser exitosas y felices en la política, también es esencial saber cuándo pedir ayuda. Todas pasamos (y seguiremos, como Sísifo, pasando) por muchos momentos difíciles. Y sí, a veces no encontramos la luz, el norte y nuestra fuerza interna, pero recuerda que no estás sola, siempre hay alguien (un familiar, una amiga o una profesional) dispuesta a ayudar.
Tú eres la única responsable de tu vida y pedir ayuda es una acción responsable.
Ginsburg, Kenneth R. y Jablow, Martha M., Building resilience in children and teens: Giving kids roots and wings, American Academy of Pediatrics, 2020. (Guía de los padres para fomentar la resiliencia en los niños y en los adolescentes: Dele a su hijo raíces y alas). Resumen en español de las 7Cs de Ginsburg Healthy Children, Las 7 C’s para desarrollar la resiliencia en niños, Sant Joan de Déu Barcelona – Hospital: Faros, 20/03/2020. https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/7-cs-desarrollar-resiliencia-ninos Kendra Cherry, What Does It Mean to Be Resilient?, VeryWellMind, June 19, 2021. https://www.verywellmind.com/characteristics-of-resilience-2795062
Video y referencias
Cuando te encuentras en caída libre en tu carrera política o con un problema durante tu campaña, requieres contar con una mente clara y tu mejor empuje emocional para salir adelante con resiliencia.
La resiliencia empieza por observar bien qué está pasando, mirarte a ti misma y también a tu entorno.
En este módulo nos centraremos en mejorar tu agudeza visual en tres aspectos:
La resiliencia no se presenta en el vacío, sólo se manifiesta en momentos concretos, situaciones muy específicas.
El primer elemento a observar y entender de una situación específica es conocer el tamaño del desafío: no es lo mismo una crisis en la cual descubres que tu aliado, a quien le tienes mayor confianza, está involucrado en actos de corrupción que ponen en peligro tu prestigio y tu carrera política, que un error en las cuentas de tu equipo de campaña.
A veces somos mejores en manejar crisis mayores y, otras veces, en salir triunfante en los desafíos pequeños. ¿Cómo responder correctamente a ambos tipos de desafíos? Muchas veces la falla está en usar recursos de más para desafíos pequeños y viceversa.
Por lo tanto, antes de actuar:
Consejo rápido: No agotes tu energía y recursos en algunos desafíos pequeños; no necesitas ganar todas las batallas, necesitas salir victoriosa de aquellas que realmente valen la pena.
El segundo elemento a observar es la duración del evento: una campaña electoral dura meses, llenos de pequeños vaivenes, pero requieres de una resiliencia permanente. En cambio, un boletín de prensa negativo suele ser de corta duración.
Antes de actuar es necesario identificar:
A manera de conclusión: antes de reaccionar observa bien y en calma las circunstancias específicas del evento y toma una decisión específica para enfrentar cada nuevo desafío.
Todos formamos parte de varios sistemas en nuestra vida: tu sistema familiar, tu sistema de amigas y amigos, tu trabajo, tu partido político, etc.
Un sistema es un conjunto de elementos interrelacionados que cumplen una función determinada. El éxito de todo el sistema está determinado por un éxito coordinado de sus individuos.
En este mundo complejo de multiversos y multicausalidades, surgen varias preguntas que afectan directamente a tu capacidad de rebotar a un estado óptimo:
Spoiler: Un gran número de los problemas autocreados dentro de una sistema, las frustraciones y las fallas de la efectividad de la resiliencia colectiva o individual se deben principalmente a una falta de claridad del rol particular que desempeña cada individuo.
En 20 años trabajando con organizaciones políticas, empresariales y de la sociedad civil, el 95% (así como lo lees: ¡el 95%!) tienen una deficiente definición de roles. Todas y todos, medio saben que tienen que hacer, y medio saben cuál es su responsabilidad.
El éxito de la resiliencia individual o colectiva depende de saber si yo soy la persona que tiene que actuar u otro debe hacerlo. A veces cargas lo que no debes y no realizas lo que debes realizar.
No importa si eres la congresista, asesora, asistente, secretaria técnica, candidata, jefa de campaña, tesorera, voluntaria:
Escribe como tu responsabilidad: Ayudar con toda mi voluntad a que mis compañeras y compañeros logren sus resultados.
Consejo rápido
Cuando tienes claro tu rol es más fácil saber qué es lo que tienes que hacer para salir adelante. Y si estás en una posición de liderazgo, sabes a quién pedirle su acción.
Muy bien, ya sabes lo que tienes que hacer y, mejor aún, ya sabes a quién debes ayudar cuando la responsabilidad no es directamente tuya.
Pero lo que realmente te mueve y lo que saca lo mejor de tí no es cumplir simplemente con tu rol; tus éxitos y la efectividad de tu resiliencia tienen una relación directa e íntima con algo que llamamos tu propósito secreto.
Y no basta aquí la respuesta políticamente correcta, aquella que le dirías a los medios, sino aquella que es muy personal. Puede ser incluso una respuesta que, de conocerse, de un poco de vergüenza o pueda ser mal interpretada, pero te da un poder superior para enfrentar esta y todas las crisis. Con ese propósito puedes, igual que Sísifo, todos los días de manera absurda (para el resto del universo que no conoce tu propósito secreto) llevar la roca hasta la cima de la política y verla caer una y otra vez. Entonces:
Coworkingfy. Roles en un equipo de trabajo | Qué son, tipos y cómo asignarlos. Trabajo en equipo, publicado el 27 de agosto de 2020. PQS. Cómo manejar una crisis en la empresa – Paul Remy. YouTube, publicado el 17 de abril de 2015. Vera Gil, Juan. Capítulo 9 Los quiebres nuestros de cada dia. YouTube, publicado el 20 de noviembre de 2019.
Video y referencias
La política, como cualquier otro ámbito de la vida, pierde fuerza y sentido cuando es desprovista de las emociones. El culto a la racionalidad objetiva y ‘perfecta’ es un producto de la idiosincrasia de los últimos siglos: occidental, blanca y patriarcal. Desde ese paradigma, la política se queda atrapada en una monotonía, fría y racional: la corrupción bajó un 7%, la canasta básica subió un 3.6%, la pobreza alimentaria es de ‘solo’ 27 millones, en 6 meses hubieron 1844 feminicidios, el PIB crecerá 6% este año.
En marzo de 1968, en plena campaña electoral, el entonces precandidato presidencial de Estados Unidos Robert Kennedy afirmó contundentemente sobre la pequeñez de esta visión racionalista “… en pocas palabras: el PIB lo mide todo, excepto todo aquello que hace que valga la pena vivir la vida”.
Las emociones son los indicadores que nos orientan para determinar si algo es aceptable o vale la pena, nos ayudan a conectar con la humanidad que hay en cada historia sobre aquella persona que vive en la pobreza, que sufre del crimen o celebra un triunfo en las olimpiadas. #NiUnaMás nos recuerda que las mujeres son personas llenas de vida, promesas, sueños y sentimientos, no una estadística fría y racional. La feminización de la política comienza con emocionalizar a la política.
La política requiere de platicar y escuchar historias de vida; necesita generar esperanza, confianza, valentía, entereza, perseverancia, amor, fraternidad y sororidad. Necesita hablar con el corazón, no solo con la razón.
Alerta: Sin embargo, emocionalizar la política no significa llevarnos por los vaivenes pasionales, ni tampoco caer en la demagogia que inunda de promesas atractivas. La política requiere hablar con inteligencia emocional.
Tu propósito es tu motor para salir de una crisis profesional o personal, y las emociones son tus cuerdas que pueden ayudarte a salir más rápido (o a mantenerte atada en el precipicio).
Podríamos decir que uno de los primeros -si es que no el primero- en escribir sobre la inteligencia emocional fue Aristóteles:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.
Daniel Goleman acuñó el concepto de inteligencia emocional en 1995. Goleman se preguntó ¿por qué unas personas con un elevado coeficiente intelectual (IQ) no saben qué hacer mientras que otras, con un modesto, o incluso bajo IQ, lo hacen sorprendentemente bien? Su tesis es que algunas personas tienen mejores habilidades para el autocontrol, la perseverancia y la automotivación; y a esto le llamó la inteligencia emocional.
En tu actividad política (y, en general, en la normalidad de tu vida) enfrentarás situaciones adversas que despertarán una tempestad de emociones. El manejo correcto de esas emociones será fundamental para salir adelante.
Acá van algunos ejemplos que vivimos durante la campaña electoral de 2021 en México y nos golpearon emocionalmente:
Todos estas situaciones despiertan emociones profundas de tristeza, miedo, enojo, frustración etc., que pueden mantenerte hundida en la crisis o pueden ser el punto de partida para ayudarte a salir adelante.
La resiliencia requiere de una gestión emocional efectiva, es decir:
Spoiler: Tu propósito es tu guía para saber por qué haces lo que haces, pero no es suficiente; las emociones son las que te levantan y te impulsan (o bloquean) a dar lo mejor de ti misma.
Todo lo que hemos dicho suena fácil ¿verdad? ¿O te parece que no? Mmmmm, veamos:
¿Cómo cambiar hacia la emoción correcta, con la intensidad correcta? ¿Cómo no racionalizar de más, para que el fluir emocional sea genuino y realmente conecte con las personas que quiero conectar?
¿Cómo mantener la calma ante esa tempestad emocional?
La primera acción es convertirse en una experta en la autoobservación emocional. Tus emociones son tuyas. Conócelas, identifícalas, nómbralas con su nombre correcto, para -a partir de ahí- saber qué necesitas y así generar acuerdos.
Consejo rápido: Cuando te pregunten ¿cómo estás? ¿cómo te sientes? Evita responder “bien” o “mal”. Bien o mal no es una emoción; es una evaluación, un juicio de valor.
Paul Ekman (de la Universidad de California, en San Francisco) identificó las emociones básicas ‘universales’ a partir de expresiones faciales concretas; en castellano a estas emociones les llamamos MATEA.
Miedo
Alegría
Tristeza
Enojo
Afecto
Cada una de estas emociones básicas tiene un poder especial y están aquí para ayudarte. El miedo te ayuda a reconocer el peligro, es parte del instinto de supervivencia. La alegría te ayuda a disfrutar de aquellas cosas que te hacen sentir placer y crean vínculos. La tristeza es una manifestación positiva de lo significativo que es para ti algo o alguien, y te permite adentrarte en tu ser y generar empatía de manera más natural. El enojo es tu mejor aliado para ponerle un freno a una transgresión, poner límites. El afecto es la emoción de donde se van a desprender sentimientos como amor y compasión, en principio para contigo y por supuesto para crear vínculos basados en la virtud.
Existen, por supuesto, emociones complejas, con distintos niveles de intensidad o emociones que mezclan dos o varias de las emociones básicas.
Rueda de Plutchik
Por el momento, hazte amiga de tus 5 emociones básicas. Piensa en: ¿cómo se activa cada una?, ¿a cuáles te cuesta trabajo acceder?, ¿a cuáles, por el contrario, accedes muy fácilmente?, ¿cuáles te gobiernan a ti?, ¿cuáles puedes gobernar?, ¿qué haces o puedes hacer para gestionar mejor cada una de las emociones?
Algo importante de mencionar es que toda emoción tiene referencia y si no se le permite ser sentida se puede reflejar en algún tipo de malestar o síntoma que puede, incluso, convertirse en enfermedad. Las emociones básicas no son buenas ni malas, simplemente son y desde ellas nos experimentamos en la vida.
Gestión emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
Una buena gestión emocional incrementa 5 aspectos fundamentales de tu vida:
¿Cómo puedes mejorar tu gestión emocional?
Autorregularse no significa bloquear tus emociones, las necesitas para salir adelante; autorregularse significa que tú las gobiernas, no ellas a tí.Durante tu ‘entrenamiento emocional’
Durante el ‘partido emocional’
Consejo final: Tus emociones te humanizan, siéntelas. Conecta con las emociones de las otras personas, son tu mejor instrumento para entender, conversar y llegar a soluciones superiores. ¡Tu emoción correcta te dará el impulso que requieres para rebotar y salir adelante!
Aristóteles (2001). Ética a Nicomaco (trad. J.L Calvo). Madrid: Alianza Editorial. Goleman, Daniel (1995). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el coeficiente intelectual (trad. D. González, et. al.). Barcelona: Editorial Kairos. Rey, Amalio. Robert Kennedy y el PIB. Blog Escribo para comprender (post-259), publicado el 3 de septiembre de 2011. https://www.amaliorey.com/2011/09/03/robert-kennedy-y-el-pib-post-259/ Ríos Castillo, Javier Darío. Brené Brown – El poder de la empatía (corto animado RSA.org). YouTube, publicado el 16 de diciembre de 2013.
Video y referencias
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicana?
Nuestra capacidad de ser resiliente se dispara o se contrae a partir de nuestros pensamientos. Si creo que puedo salir adelante, mi cuerpo empuja con fuerza hacia la salida; si creo que no puedo, justamente no puedo.
Pero hay que ser cuidadosas también con el exceso de optimismo. Algunas veces las expectativas son tan altas, pero tengo una baja claridad sobre los recursos que realmente dispongo y de los obstáculos que voy a enfrentar, que la pendiente es casi imposible de escalar. Para salir adelante, más que resiliencia, requiero de ayuda divina.
Muchas de las frustraciones que vivimos nosotras o nuestros equipos se deben a una mala clarificación de las expectativas, o a confundir expectativas con objetivos o la misión que emprendemos.
Con palabras de sabiduría popular, en 1954 Salvador “Chava” Flores, se preguntó “¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?”.
Es difícil ser resiliente cuando no sabes en qué tipo de aguas te estás ahogando. Por eso es importante diferenciar cuatro conceptos: propósito, misión, objetivo y expectativas.
Como ya lo vimos en un módulo anterior, el propósito es tu razón de existir, tu causa máxima, el porqué o para qué haces las cosas. Muchas veces se considera que tu propósito tiene una temporalidad permanente.
Es lo que deseas lograr para alcanzar tu propósito. Incluye qué es lo que haces. Su temporalidad depende del tipo de proyecto, pero implica llegar hasta el punto final del ciclo.
Es una meta específica que deseas alcanzar y se puede medir claramente si se alcanzó dicho objetivo. Una misión puede contar con un gran número de objetivos. Normalmente son hitos intermedios en el camino que nos ayudan a saber si vamos bien en la consecución de nuestra misión.
Incluye nuestros sueños, ilusiones y deseos de lo que esperamos que suceda. Toman en cuenta nuestra relación emocional con el hecho que queremos alcanzar.
Con un corte de sabiduría holística podríamos vincular estas cuatro definiciones con los cuatro cuerpos humanos:
Como platicamos en el módulo anterior, el sistema patriarcal occidental vigente tiene una predisposición por un materialismo racional y descuida los aspectos espirituales – emocionales.
¿Cuál es el propósito de México? ¿Cuál es su razón más profunda de existir? ¿Cuál es su misión que debe alcanzar en los próximos 20 años? ¿Cuáles son los objetivos que debe cumplir cabalmente año tras año de manera progresiva y encadenada? ¿Cuáles son las expectativas que tienen los mexicanos? ¿Qué predisposición emocional tienen actualmente y que disposición emocional necesitan para lograr sus objetivos, misión y propósito?
Veamos un ejemplo macro:
Las misiones y objetivos sexenales, trianuales o anuales carecen de un propósito espiritual (no van a ningún lado en realidad) y no cuentan con la fuerza emocional para mover un país.
El ejercicio puede hacerse a nivel planetario, organizacional y personal. ¡Te toca a ti! Reflexiona con la sabiduría de tus cuatro cuerpos sobre ti en el mundo de la política. Ahora te presentaremos algunos pasos para construir expectativas y objetivos que jueguen a tu favor.
Ahora ¿cómo hacemos para que nuestras expectativas nos ayuden en nuestra resiliencia y que no se conviertan en un abismo emocional?
Aquí está la guía del círculo virtuoso de las expectativas.
Ante una crisis, e incluso ante una circunstancia favorable, todas tenemos expectativas y temores de lo que esperamos que suceda (y que no suceda).
Los pasos a seguir son:
Como se ve en el diagrama, si las expectativas fueron claras y se están cumpliendo sueles entrar en el círculo virtuoso de estabilidad emocional, señal de bienestar y mayor potencial emocional para seguir activa.
En cambio, si las expectativas no fueron bien definidas y los resultados no son lo que esperabas, normalmente entras en el círculo tóxico. Para evitar un desenlace de huida, violencia o apatía es necesario esa clarificación emocional de expectativas contigo y tu equipo.
Al igual que con las expectativas, también hay una metodología para definir de forma óptima un objetivo.
Un objetivo debe ayudarte a llegar claramente a tu destino.
Ninguno de los tres ejemplos es un buen objetivo; mejor dicho, ninguno de estos tres ejemplos cumple con los requisitos de un objetivo SMARTER. Podrán ser buenas misiones, pero malos objetivos.
Specific (Específico = un tema concreto)
Measurable (Medible = debe tener indicadores cuantitativos para saber si se alcanzó)
Attainable (Alcanzable = se debe poder realizar con los recursos disponibles)
Relevant (Relevante = debe estar alineado a la misión y el propósito superior)
Time-bound (Temporalidad = tiene que estar definida la fecha de inicio y de su fin)
Enthusiastic (Entusiasmo = debe de emocionarte realizarlo, sino no vale la pena)
Recorded (Registrado = tienes que poder ir registrando el progreso hacia la meta)
Quiero recabar 5477 firmas de ciudadanos adscritos al Distrito 12 en Jalisco para ser candidata independiente al Congreso local de Jalisco en el 2024.
Ejemplo de un objetivo SMARTER
Cuando tus expectativas y objetivos no están claramente definidos se vuelve más difícil alcanzar tus metas y responder ante los desafíos. Usando la gestión emocional, si clarificas tus expectativas, podrás gobernar y utilizar mejor tus emociones (y, lo más importante, salir triunfante).
Frase final: actúo con resiliencia cuando utilizo la clara guía de mis metas y la paz y fortaleza emocional que me otorgan mis expectativas.
Video y referencias Impraise. How to clearly set and communicate expectations as a manager. Blog, sin fecha de publicación. https://www.impraise.com/blog/how-to-clearly-set-and-communicate-expectations-as-a-manager Rodríguez Ortega, Jesús. Cómo hacer objetivos SMART 2017. YouTube, publicado el 19 de septiembre de 2017.
Eunomia (Εὐνομία) era la diosa griega de la ley y la legislación y su encomienda era fomentar un buen orden y gobierno a través de buenas leyes. Junto con sus hermanas Dike y Eirene mantenían la estabilidad de la sociedad y eran adoradas principalmente en las ciudades de Atenas, Argos y Olimpia por traer orden, justicia y paz. Cada candidata y representante política puede encontrar dentro de sí estas virtudes de Eunomia y sus hermanas.
Una campaña electoral y una carrera política requieren de las virtudes más altas y una voluntad inquebrantable para dotar de beneficios a la sociedad y soportar las tempestades de los vicios, las envidias y el escrutinio sin escrúpulos del ojo público.
Antes de iniciar la campaña es necesario, por supuesto, construir la plataforma, el plan de acción y el equipo de trabajo.
Elementos básicos de una estrategia de campaña e introducción a la planificación.
Por qué es importante armar un equipo, cómo armarlo y herramientas para su mejor organización.
La resiliencia es una capacidad que se debe entrenar para que durante la batalla respondas correcta, naturalmente y sin esfuerzo.
¿Cómo entrenar tu resiliencia previo a la campaña?
La campaña comenzó y, como era de esperarse, todo está en caos: el plan está desactualizado, el equipo de trabajo está desordenado y parte de los voluntarios están confundidos y desmotivados. Tus emociones vibran entre la confianza y el entusiasmo pleno porque un día consideras que te está yendo excelente, y otro día todo sale mal, te invade la desazón, frustración y desesperanza.
No basta con resistir, eso no resuelve el problema.
No basta con poner cara de “todo está bajo control”, eso tampoco resuelve el problema.
Tienes que estar:
No importa ni el triunfo, ni la crisis de ayer (esos ya no existen, quedaron en el pasado), ni las metas y proyectos futuros (no existen); tienes una batalla hoy, ahora mismo.
Recuerda analizar el desafío presente: ¿de qué tamaño es?, ¿a qué áreas o personas impacta?, ¿qué velocidad de respuesta necesitas?
Recuerda observarte a ti misma: ¿cómo estás hoy?, ¿cómo te afecta este desafío?, ¿qué conjunto de emociones tienes?
Que bueno que ya analizaste el problema, ahora hay que enfocarse en la solución: ¿qué es lo que vas a hacer?
Recuerda clarificar el objetivo concreto y las expectativas concretas ante esta nueva situación: ¿qué quieres lograr?, ¿qué puedes lograr?, ¿qué emociones requieres?
Recuerda accionar y no reaccionar: la reacción es una acción fuera de control, sin una mente clara, sin la emoción adecuada y sin un tono adecuado. Una acción es tu mejor versión de ti misma para lograr rebotar.
Primero: ¿qué es ser valiente? Que actúa con valor y determinación ante situaciones arriesgadas o difíciles.
Sabías que venían las situaciones difíciles, te preparaste para esto (y cosas peores), porque esto vale la pena. Tú propósito es tu escudo y tus virtudes tu espada.
La valentía llega al alinear tus cuatro cuerpos: físico, mental, espiritual y emocional. Convoca a tu Eunomia interna: encuentra tu orden interno. Sé justa contigo misma (ni de más, ni de menos) y actúa con tu paz interna.
Como es afuera, es adentro. Un buen gobierno afuera, con un buen gobierno interno. Ser valiente es actuar con la mejor versión de ti misma.[/quote]
Consejo: Recuerda que ser valiente también incluye saber retirarse de la batalla. Cuidarte a ti y a los tuyos. Se hace con valor, no con cobardía, cuando abrazas tu propósito secreto. Esta batalla concreta, es mejor dejarla así, porque hay otras batallas más importantes.
Día con día, la resiliencia será tu compañera.
La campaña terminó. Llegó el momento de hacer un control de daños y hacer un análisis de los resultados.
Una vez terminado cualquier proceso sólo nos queda aprender.
Si lograste tú objetivo y el ‘triunfo’ es tuyo: aprende.
Si consideras que no lograste tu objetivo y te sientes derrotada, tienes una última batalla enfrente: tú contra ti misma. Tus fantasmas, tus expectativas, tus pensamientos y emociones que te tienen cabizbaja y tirada en el suelo. Necesitarás de todos tus recursos para convocar a tu resiliencia y rebotar; y al igual que con el triunfo, lo más importante es que aprendiste:
Haz todas las preguntas y responde honestamente, no cargues de más y no cargues de menos. Sé justa porque …
El último aspecto de la resiliencia es el más difícil de entender y aceptar: la involuntad de los resultados. Y este es sin duda el aprendizaje más valioso de toda contienda: necesitamos de toda nuestra voluntad para salir adelante y tener éxito en la vida, requerimos de un alto nivel de conciencia y una resiliencia permanente; sin embargo, la paradoja es que los resultados, ya sean buenos o malos, no dependen de nosotras.
Empecemos por el inicio: el 95% de nuestras decisiones y acciones son realizadas por nuestro inconsciente. Así es, nuestro éxito depende más de nuestro inconsciente, que nuestro consciente.
Miles de acciones suceden, sin que nos demos cuenta.
Segundo, las otras personas también forman parte del caos que rodea tus resultados. Tu equipo de campaña, tus contendientes, tus aliados y los ‘espontáneos’ que se meten al ruedo de imprevisto: ¿quién se enojó?, ¿quién se enfermó?, ¿quién simplemente desbarató todos los planes?
Y falta el universo; sí, el universo también juega: el clima, la probabilidad, las energías y (aunque algunas no lo crean) las diosas también están presentes. Solo somos una pieza de nuestro propio ajedrez, y somos una pieza importante, pero sólos una pieza.
A veces duele aceptarlo, pero el resultado no es tuyo. Ni tu triunfo se debe a tus grandes proezas, ni tu derrota a tus incapacidades. Entonces, ¿vale la pena todo esto? Esa respuesta sólo la puedes encontrar tú: mirarte al espejo y recordar tú propósito.
Si nos preguntas a nosotras si vale la pena, te diremos:
Sí, claro. Tú verdadera meta es crecer. Y para crecer, tienes que actuar con tu máxima impecabilidad hacia ese propósito que es tuyo. Todas somos Sísifo y nos levantamos todos los días para llevar esa roca cuesta arriba.
Consejo final: si has actuado con impecabilidad y con resiliencia has llegado hasta el final, ¡celebra! Si sabes que pudiste haber dado más de ti, sabes que hay una mejor versión de ti misma, ¡celebra! Mañana hay otra roca que llevar cuesta arriba.
Lorite, Iñake. Resiliencia versus resistencia política. Levante: el mercantil valenciano, Foro Castelló siglo XXI, publicado el 19 de septiembre de 2017. Netflix. Knock Down The House | FULL FEATURE |. YouTube, publicado el 17 de abril de 2020
Video y referencias