La construcción de una agenda de propuestas es un proceso continuo, que se sostendrá una vez seas electa… e incluso si no ganaste la elección, por lo que conviene prever los mecanismos por los cuales se continuarán de manera sostenida estos diálogos para actualizar, ampliar o profundizar, identificar y desarrollar propuestas específicas a impulsar una vez en funciones.
Revisa, rediscute, regresa a tus propuestas
En caso de ser electa: convierte tu agenda de campaña en una agenda legislativa o de gobierno
1. ¡Vuelve a dialogar sobre tu agenda!
Puedes aprovechar el período de transición (entre las elecciones y asumir el cargo) para convocar nuevos diálogos. Si decides hacerlo, te recomendamos visitar este material 👇🏾
Diseña tu agenda programática ¡con participación!
Construye una agenda de manera colectiva, con una red de alianzas y expertas. ¿Te motiva ser la impulsora de propuestas colectivas? ¡Vamos!
Agradece siempre a quienes fueron a los primeros espacios, invítalos de nuevo y pideles que inviten a otros expertos y aliados. Ya que una persona es electa, adquiere mayor legitimidad y autoridad, por lo que se pueden sumar más actores.
Recuerda actualizar tu directorio con estos nuevos contactos y tu biblioteca de documentos, así como la comunicación y el lanzamiento de tu agenda de gobierno o legislativa. Estos diálogos pueden ser también espacios para probar y reclutar a tu nuevo equipo de trabajo en el cargo.
En este diagrama del Manual de incidencia en políticas públicas de Alternativas y Capacidades te mostramos dónde están las propuestas de campaña en la agenda pública.
Se vale revisar y priorizar, pero será importante mantener tu palabra, tu reputación y ser coherente con las propuestas de campaña
Han pasado algunos meses, ha corrido agua bajo el puente y crees que es necesario revisar tu agenda programática. ¡No temas hacerlo! Es bueno que la revises, priorices y agregues algunos elementos. ¡Pero ojo! No traiciones la palabra empeñada, es importante que mantengas la confianza de tus electoras y electores cumpliendo tu palabra (es decir, tus propuestas programáticas).
Lleva tus esfuerzos de comunicación hacia estos replanteamientos: explica qué has aprendido, qué cambió, qué se mantiene y, sobre todo, por qué. Incluye a tus electores y a personas que están contigo en estos procesos de aprendizajes políticos: son fundamentales para construir nuevas representaciones.
Durante este nuevo ciclo, encontrarás nuevas caras, nuevos conocimientos y nuevos aterrizajes: aprovecha de mapear aliadas y actores alrededor de tu nueva agenda.
No olvides presupuestar tu agenda de propuestas
Es importante tener claridad sobre cuánto cuesta realizar tu agenda y renovarla con la información que el gobierno o legisladores salientes te entreguen en el proceso de entrega-recepción (presupuesto, personal, programas existentes, iniciativas legislativas pendientes de dictaminar, etcétera).
Será un buen momento también para adecuar tus propuestas y prioridades: que estén en línea con las facultades del cargo y normatividad existente, que se puedan retomar esfuerzos o dar continuidad y mejoras a programas existentes, entre otras.
Un elemento central es dimensionar el impacto de tus propuestas en el presupuesto público y ello implica preguntarse: ¿cuánto cuesta el programa o proyecto que estoy proponiendo?, ¿de dónde podrían venir los recursos para financiarlo? Sin estas respuestas, te arriesgas a que muy pronto haya quien descalifique tus propuestas como imposibles de financiar, por muy buenas que sean.
En caso de no haber ganado, convierte tu agenda de campaña en una agenda pública
Agradece a tus aliados, electorado y a quien haya quedado en el cargo: recuérdale tus propuestas de agenda. En algunos casos, valdrá la pena entrevistarse con quien haya asumido el cargo y entregar tus propuestas para enriquecer el gobierno; asegúrate de comunicar esta entrega de forma adecuada, bajo el mensaje de que te interesa resolver el problema público y no de que estás traicionando tu causa o tu partido.
En otros casos, da entrevistas a medios recordando por qué tus propuestas y temas siguen siendo relevantes.
Tu agenda puede ayudarte a seguirte posicionado en la arena pública, mantenerte como interlocutora de políticas públicas y fuente independiente de información y contraste.
Ayudará también en avanzar tus causas y consolidar a tus aliadas: es importante que planees una estrategia de avance de estas causas en diálogo con ellas.
No se trata de buscar un protagonismo que no te corresponde, ni “robar banderas ajenas”, si no de ser siempre una facilitadora y catalizadora de las propuestas colectivas que construyeron entre todas.