Por Beatriz Della Costa y Lorena Fries*
En Chile y en toda América Latina, las barreras para la participación política de las mujeres, a pesar de los avances normativos y de políticas públicas, siguen siendo gigantes. Y es que la política, tal y como se ha construido a lo largo de la historia, no incentiva ni el ingreso de las mujeres, ni nuestra permanencia en ella.
La persistencia de un imaginario social anclado en la cultura del privilegio y en los estereotipos de género que nos inferioriza es el primero de los obstáculos. Se insiste en que la política es cosa de hombres y muy dura para las mujeres, como si ésta no fuera producto de relaciones de género afianzadas en nuestra cultura. Las pocas mujeres que superan esta dificultad e ingresan a la política se enfrentan a innumerables trabas para mantenerse en ella, sobre todo cuando lideran agendas de género y pretenden modificar el estado de las cosas.
Además, las mujeres tenemos menos tiempo libre para la práctica política, ya que en nosotras recae mayoritariamente el invisible trabajo de cuidados y doméstico; y dentro de nuestros propios partidos nos enfrentamos cotidianamente a expresiones de la violencia de género, con connivencia y tolerancia de nuestros colegas. Para más: todavía existe una gran desigualdad de recursos, desde el acceso a herramientas simples para impulsar campañas hasta el mismo dinero, todos elementos necesarios para cualquier proceso electoral.
Una mayor participación de las mujeres en la política requiere generar consciencia de los obstáculos que todas vivimos y que esa consciencia se traduzca en votos y en apoyo para las que incursionan en este ámbito. Pero además necesitamos iniciativas como Impulsa.
Lanzada inicialmente en Brasil y ahora en Chile como parte de Vota X Nosotras -un proyecto de Corporación Humanas, Fundación Friedrich Ebert (FES), Instituto Update y Origen Consultores- Impulsa es una plataforma abierta y gratuita que reúne herramientas y contenidos para actuar en diferentes niveles, desde el técnico hasta el emocional, y así capacitar a mujeres líderes para que salten las barreras y puedan crear, en igualdad de condiciones, campañas políticas vencedoras.
La presencia de mujeres en el poder dibuja un nuevo imaginario social y político que nos permite apropiarnos de ella, a nuestra manera, con nuestras formas y experiencias. Mujeres innovadoras con conciencia de género que, dentro de un amplio espectro político (de la derecha a la izquierda), trabajan para promover sus derechos y la igualdad como un todo, aportan a la política un elemento fundamental: el diálogo y la diversidad de miradas a partir de las cuales construir acuerdos democráticos.
Son este tipo de estímulos, junto al trabajo permanente para cambiar y reemplazar los patrones patriarcales, los que pueden contribuir a la construcción de democracias más inclusivas y justas. Desde ahí partimos como organizaciones de la sociedad civil, convocándolas a todas para que se atrevan y con ello ir concretando los cambios necesarios en nuestros partidos, instituciones y en nuestra sociedad.
Las mujeres chilenas han demostrado que es posible imaginar una Constitución diseñada por mujeres. Lo que emana de esto es la imaginación política en estado puro, lista para construir un mundo nuevo. No hay democracia sin la participación de las mujeres, sin la imaginación de las mujeres, sin la fuerza de las mujeres.
Esta columna se publicó originalmente en el periódico La Tercera, el 15 de marzo de 2021. ¡Léela aquí!
*Beatriz Della Costa es directora y cofundadora de Instituto Update, y Lorena Fries es directora ejecutiva de Corporación Humanas