*Por Santiago Sánchez Jiménez
La democracia opera con frecuencia modulada. Cuando no sintoniza bien el ejercicio político con las expectativas ciudadanas, lo suyo es ajustar el dial procurando mejorar la fidelidad y calidad de las instituciones públicas.
Tal es el caso de la Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (CTEP): un país que reconoce los inenarrables vejámenes que ha sufrido un gran sector de la sociedad convertido en víctimas, además excluido de la representación política, y tiene a bien convocarles a participar del ejercicio legislativo como una mínima muestra de reparación.
Se trata de un experimento que durante dos periodos legislativos nos pondrá a prueba como país para recibir las voces de las organizaciones de víctimas, para incorporar sus legítimos reclamos en la agenda legislativa y para vincular sus propuestas en la construcción de la nación. No se trata, pues, de un formalismo ni de saltar la página, se trata de escribir esta historia entre todes.
Responder al desafío histórico de vincular estas candidaturas, que entran a la arena política en franca desventaja (desfinanciadas, con poco tiempo para gestionar sus campañas, con regulaciones específicas para la participación, desconocimiento del funcionamiento real de las corporaciones públicas, etc.), es parte del reto que asume Ocupar la Política. Partir de las agendas ciudadanas territoriales, acompañar técnica y emocionalmente a las candidaturas y sus equipos de trabajo, y aportar a la solución de los contratiempos técnicos de la política electoral. Tal es nuestro granito de arena.
Escribimos estas notas a pocas horas de la muerte de Teófilo Acuña y Jorge Tafur en San Martín, Sur del Cesar, maestros que enseñan desde la práctica en defensa del territorio, de los derechos campesinos, y por la recuperación de tierras despojadas. Con ellos van 30 líderes asesinados durante 2022. Es el signo de la cobardía de los armados, de la avaricia de los que los contratan, de la negligencia cuando no del contubernio de las instituciones públicas, y de la indiferencia de la sociedad.
Sus luchas se convierten en más razones para insistir en la apertura política, respaldar las voces de los excluidos de los espacios de participación. Su partida e irremplazable ausencia se convierten en motivos para caminar junto a las víctimas en su misión central de construir una nación en paz.
Con pocas respuestas, seguimos en el camino de construir democracia frente al gran reto: ¿cómo construir un país en el que quepamos todes?, ¿cómo aprender a estar juntes?; y persistir en el gran empeño de sacar, de una vez por todas y para siempre, las armas de la política.
Santiago Sánchez Jiménez es consultor de Avina-Innovaciones para la democracia; politólogo, sociólogo y antropólogo; especialista en desarrollo y paz, movimientos y organizaciones sociales, y gestión del conocimiento desde la Sociedad Civil.