Históricamente, se nos ha dicho que la mujer es la base de la familia, se nos ha hecho creer que la maternidad es un imperativo para la realización personal y se nos ha cargado la responsabilidad de mantener el orden y la limpieza del hogar. En este escenario, la autonomía de la mujer se ve claramente disminuida.
¿Cómo reproduce la actual Constitución esta desigualdad?
En esta cartilla encontrarás la respuesta a esa pregunta y claves para avanzar hacia nuestra autonomía física.
Esta guía forma parte de la cartilla:
Constitución, Mujeres y Género, de Corporación Humanas
La Constitución…
proclama la igualdad y dignidad de todas las personas y se refiere, inmediatamente después, a “la familia” en los siguientes términos:
Artículo 1°, Constitución Política de la República de Chile:
(…) Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la familia, propender al fortalecimiento de ésta…
(…) La familia es el núcleo fundamental de la sociedad.
Históricamente, se ha asociado a la mujer con la familia, el espacio privado y las tareas “domésticas” o de reproducción de la vida material e inmaterial, bajo estereotipos tradicionales sobre la maternidad, la crianza y el trabajo doméstico no remunerado, los que serían expresión de generosidad, capacidad de sacrificio y entrega, asociados a lo femenino/materno, según lo explica Alejandra Castillo en su texto: “La autonomía política de las mujeres en las democracias elitistas”.
A la familia se le otorga un lugar privilegiado en la Constitución de 1980; además, se intenta regular uno de sus elementos fundamentales, la reproducción, en el propósito de cerrar la puerta legislativa a la interrupción voluntaria del embarazo. Esta barrera se ha mostrado no férrea sino relativa, con la entrada en vigencia de la ley de interrupción voluntaria del embarazo “en tres causales”, la Ley 21.030.
Artículo 19º, Constitución Política de la República de Chile:
1° […] La ley protege la vida del que está por nacer.
El activismo por la despenalización del aborto ha sido de las luchas más visibles y aglutinadoras del movimiento feminista en los últimos años en Chile y también en otros países de América Latina. En ello no solo hay una demanda concreta de cambio constitucional y legislación, sino también una grieta abierta para enfrentar uno de los pilares del sistema patriarcal: la falta de autonomía de la mujer para decidir sobre su capacidad sexual y reproductiva, como lo explica Yanira Zúñiga en su texto “Constitución, género e igualdad”, contenido en el libro “La Constitución que queremos: Propuestas para un momento de crisis”, de Jaime Bassa.
Mientras esta autonomía esté limitada, no solo la mujer es privada de decidir sobre su cuerpo, sino que, además, dicha limitación redunda en las dificultades que ella tiene para integrar la comunidad política de forma plena.
En este sentido, las organizaciones feministas han sido muy claras en indicar que el derecho al aborto es solo parte de la agenda de avances en autonomía de las mujeres, una parte necesaria pero no suficiente por sí misma, pues los derechos sexuales y reproductivos son un catálogo mayor, e incorporan la educación sexual integral, el acceso a anticoncepción, a prestaciones de salud, a seguridad social real, entre otras.
En este aspecto, la Constitución no reconoce ni menos promueve la autonomía sexual y reproductiva de las mujeres.
¡Hacia la autonomía plena!
En la Nueva Constitución debemos eliminar restricciones a la autonomía de las mujeres consagradas constitucionalmente, para con ello habilitar la consagración de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres:
- El derecho a la intimidad.
- El derecho a la orientación sexual e identidad de género.
- El derecho a decidir libre y responsablemente sobre la maternidad.
- El derecho a vivir una sexualidad sana sobre la base de la educación, la información y las prestaciones de salud adecuadas.
Lecturas para profundizar
Corporación Humanas (2011a). Autonomía política de las mujeres, algunas reflexiones.
Arce, J. (Ed.) (2018). El Estado y las mujeres. Santiago de Chile: Ril.
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